Esto ya lo había comentado pero lo recordamos porque Hoy  es  15  de  octubre,  Día  Internacional  de la Mujer  rural, seguramente  se  tendrán eventos  para  festejar  la  fecha,  los  encargados  de  los  sectores  campesinos  hablaran de  lo  grande  que  son  las  mujeres  del  campo, pero, ¿Cuánto  realmente  se  está  haciendo  por  ellas?

¿Qué  se  está  haciendo  para  que  esa  bella  flor  del  campo no muera, para  que las  mujeres  de  alma  grande, pasión  por  la  tierra  e infinita bondad tengan  cosechas  de  oportunidades?

No  basta con  que  cada  año  se  festeje  esa  fecha,  se  requiere  que  en  cada  conmemoración  se  dé  cuenta  del progreso  que  han  tenido  sus  comunidades,  de los  apoyos  que tienen  para hacerles  la  vida  menos  pesada, porque  la  verdad  es  que  la  mayoría de las mujeres  rurales ni  siquiera  saben  que  hoy  es  su  día,  menos que  hay  festejo  para  ellas, y  aunque  lo  supieran no  tienen  la oportunidad de  disfrutarlos o  no  fueron  invitadas,  por  lo  general quienes acuden a  los  eventos  son las  que  ya  radican  en  las  ciudades.

Mientras  las  verdaderas  mujeres  rurales día a  día luchan  en  su  comunidad, la jornada comienza con la alborada y termina al caer el sol, saben  más  de  responsabilidad  que  de  festejos, de  cómo  labrar  la  tierra  que  de  diversión,  pero  al  ver  florecer  su  siembra lo  disfrutan  con  gran  pasión.

Ellas, las mujeres del  campo, aman la tierra que les da de comer, en ella tienen sus raíces, sus sueños y esperanzas por eso les duele verla árida y vacía, mayor  es  su  sufrimiento  cuando no la  pueden  hacer  producir y  sus maridos  e  hijos  tienen  que  abandonarla para  buscar  otros  horizontes.

Nuestras campesinas son ejemplo de vida, fortaleza, amor, bondad y valores, capaces de soportar los candentes rayos del sol y hasta de aguantar el hambre esperando  ver  producir  la  tierra, no se  quejan pero  en  sus  rostros reflejan  el dolor y tristeza al ver que las parcelas ya no dan para comer, pero  aun así la quieren y la respetan porque  en la  tierra ven  sus  raíces.

Con la piel curtida por las inclemencias del tiempo van por la vida, saben disfrutar del roció en la hierba, del olor de los azares, sienten la comunión de sus pies con la tierra del surco, se alegran por una buena cosecha y jamás maldicen un mal temporal.

Saben más de necesidades que de lujos, igualmente saben más de bondades y entrega que de oscuros intereses, para ellas el comer una gallina es día de fiesta porque aprendieron a disfrutar de las cosas sencillas de la vida, de las pequeñas cosas que dan felicidad.

Así son las verdaderas mujeres campesinas, sembradoras de amor por su tierra, su familia y su patria, ellas muestran con orgullo las huellas del trabajo en su piel, no les asustan las arrugas que la vida y los años de lucha van dejando en sus rostros, tampoco les espanta el dolor físico pero si el dolor de sus hijos, ese les pega en el alma y le causa tristeza, más cuando ven su tierra pedir agritos apoyo para seguirles dando de comer.

Por eso es que el empoderamiento de las mujeres rurales es crucial para terminar con el hambre y la pobreza, lo triste es que aún siguen  sufriendo la desigualdad.

El negarles las oportunidades es tanto como negar el crecimiento de nuestro país en condiciones igualitarias, con sociedades fuertes y un futro mejor y sin embargo eso sucede.

Es Día Internacional de la Mujer Rural y aunque en las ciudades de todo el mundo se recuerda y festeja que hay mujeres hijas del sol y del surco, capaces de contribuir en las economías y levantar imperios sin dejar de sembrar amor para cosechar familias fuertes, allá en el medio rural pocas son las que saben que se conmemora el 15 de octubre.

En las ciudades de todo el mundo se realizan eventos para festejar el Día de la Mujer Rural, las que acuden a los jolgorios y reciben reconocimientos son las que andan en la política, las verdaderas hijas del sol y el surco ni siquiera saben que se conmemora el 15 de Octubre, para ellas es un día normal, donde tienen que ir a la parcela, llevar el lonche al marido al potrero, atender los cultivos sin descuidar las labores del hogar, no les queda tiempo para festejar.

Va pues, para todas las mujeres campesinas que viven en las comunidades rurales de esta hermosa nación, nuestro reconocimiento y felicitación, no por el día Internacional de la Mujer Rural porque para la mayoría de ellas todos los días son iguales, es por conservar la esencia de un país con gente buena, noble, trabajadora que aun en el sufrimiento no pierde la fe y agradece a DIOS por la vida y la generosa tierra.